Henry David Thoreau
Las personas que conocí
nunca enseñaron cuando hablaban
más de lo que enseña el silencio roto.
nunca enseñaron cuando hablaban
más de lo que enseña el silencio roto.
No hay palabras que enseñen a vivir,
porque ninguna podría enseñarnos a morir;
a vivir nos enseñan las hojas,
la estela que los ánades dejan en el lago
y que al instante se borra, los escaramujos
del camino que tienen el color
de los corazones que dejaron de latir.
¿Hay mayor felicidad que la del ave
que elige volar hacia una isla?
Mirad lo que está escrito en mi tumba: “Henry”.
Y aun eso me parece innecesario. A veces
encuentro un motivo de rara felicidad:
paseo por el bosque, y no voy conmigo.
Publicado originalmente en La emboscada (1999), este poema aparece en la antología personal Retrovisor (2013), que es el libro que nos reuniremos para comentar el 12 de noviembre en la tertulia literaria de Hernani, moderada por José Luis Cancho.
Publicado originalmente en La emboscada (1999), este poema aparece en la antología personal Retrovisor (2013), que es el libro que nos reuniremos para comentar el 12 de noviembre en la tertulia literaria de Hernani, moderada por José Luis Cancho.